lunes, 25 de diciembre de 2006

El amor es una enfermedad con la que no se puede vivir mucho tiempo

No, no te amo como si fueras rosa de sal y flecha de claveles que se propaga en el fuego. Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, entre la sombra y el alma. Te amo sin saber como, ni cuando, ni donde. Te amo directamente, sin problemas ni orgullo. Te amo porque no se amar de otra manera, sino así de este modo, en que no soy ni eres, tan cerca que tu mano sobre mi boca es mía, tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.


Navidad y 25 años, y no es a ti a quien debo felicitar, sino a tus padres por traerte a este mundo.

Y no hablaré de tiempo, no lo clasificaré en días, ni semanas, ni meses, porque lo nuestro no puede valorarse por duración si no por entrega y esta es ilimitada. Fiestas de fin de año y con mi adición a las dosis diarias de felicidad que me produce tu presencia en mi vida, no me queda otra que agradecerte tanto como me has dado, hasta el punto de transformarme en quien no era para llegar a tí. Esta vida es demasiado pobre para soportar tanto amor y sólo las historias mediocres duran toda la vida, porque el amor, el de verdad, es una enfermedad con la que no se puede vivir mucho tiempo. Y me quedo con eso y con el recuerdo de nuestra primera vez, en la que me desvirgaste el alma entre sudor, semen y “te quieros”. Ahora disfruta, disfruta de ti. Vívete, porque el camino es largo y el destino inevitable.

No hay comentarios: