Había una vez una princesa que era muy caprichosa. Hacia y deshacía en su reino y era medio histérica, pero todos – o casi todos – la aguantaban y querían porque sabían que en el fondo era muy buena y cariñosa.
Por ese entonces llego al reino un apuesto príncipe, que aunque conocía la fama de princesa, empezó a cortejarla. La princesa no opuso resistencia a sus galanteos a un principio, pero cuando el príncipe tuvo que hacer un largo viaje de negocios, la princesa se pudo muy triste y le escribía largas cartas llenas de pena y lagrimas, que al parecer se perdieron en el camino. Entonces la princesa decidió no sufrir mas y decidió ignorar las respuestas que el mensajero le traía, incluso fue muy indiferente y fría como el granizo cuando el logro comunicarse con ella, el hablándole con la voz mas tierna que se había escuchado jamás, ella haciendo daño al corazón del príncipe que tanto quería.
Así, la princesa al fin se sintió satisfecha, pero en el fondo sabia que había hecho mal y se sintió muy triste y sola, pensado que nadie querría a una princesa histérica, por mucha paciencia que le tuviera el príncipe. La princesa reflexiono sobre esto algunos días sumida en sus pensamientos, hasta que una de sus doncellas le pregunto:
- porque hiciste eso princesa?
- Por insegura, por tonta, por estúpida. No es que no le crea lo que me cuenta, sino que necesitaba desahogar la pena y la angustia que me estaban oprimiendo el pecho por su ausencia, y pensé que la mejor forma de no extrañarlo era teniéndolo lejos. Pero me equivoque y me siento muy mal, culpable y triste. Me preocupa lo que pensara de mí. Tal vez ya no quiera volver.
- El volverá – le dijo la doncella.
- Pero no será el mismo. Las palabras dañan el corazón como una enfermedad y yo lo lastime. Pero… increíble. Aun así, sabiéndose herido, me pide disculpas por su comportamiento, cuando debería ser yo quien bese sus manos e implore perdón. Ves que tonta soy doncella? Por fin encuentro a alguien que no se fija en mi exterior, que es capaz de ver con los ojos del alma y yo lo lastimo de esta forma.
- Lo que pasa es que usted tiene miedo milady. Quien quiere ser lastimado de nuevo?
- Pues yo no! Y se que el tiene miedo también, y acabo de confirmárselo!!! Doncella, no quiero perderlo!!!
- No puedo asegurarle nada princesa, pero creo que el sabrá comprender….
- Comprender!!! Entender!!! Eso es de lo que yo no fui capaz. De comprender el motivo de su viaje, de entender que estaba ocupado y que tenia asuntos mas importantes que atender que estar escuchando a una princesa caprichosa, que no tenia tiempo. Pero sabes, NUNCA pensé que me estaba mintiendo, nunca se me paso por la cabeza que el estuviera faltando a la verdad, o que estuviera cortejando a otra princesa, no no!! Para nada!!! De eso estoy segura, no desconfío de su fidelidad.
- Y eso puedo confirmarlo – dijo la doncella.
- Es que lo extraño tanto!! Muchos problemas en el reino me agobiaron y lo necesitaba, necesitaba su gallarda figura y su fuerte pecho para llorar tranquila, sus brazos para rodear mi cintura y sentirme mas segura, necesitaba sus suaves manos para secar mis lagrimas y sus dulces labios para besarme y decirme que todo estaría bien, si permanece a mi lado.
- Milady, lo que pasa es que usted se ha enamorado del príncipe!!! – exclamo sorprendida la doncella.
- Si – respondió la princesa – me he enamorado. Porque, sino, crees que sufro tanto??