...te busco, y no te encuentro. Las sabanas aún tienen tu aroma y parece que tu piel me sigue rozando. Lo sé, no te irías si no tuvieses que hacerlo. Pero en la noche, cada vez que me duermo en tu pecho, deseo que al abrir mis ojos, siguiese abrazada a ti. Que me quitases el pelo de la cara y me susurrases "buenos días" al oído.
Necesito ese instante, ese, el momento en el que deberíamos decirle adiós a Morfeo con una sonrisa adormecida los dos juntos. No pido mejor despertar que ese, mejor desayuno que tus labios y mejor vestimenta que la desnudez de nuestros cuerpos aún marcados por la rebelión nocturna ante el dios del sueño.
Mi único deseo es tener contigo noches de madrugada que traigan mañanas poco madrugadoras a tu lado...
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